En esta época florecen las artes y la filosofía, crece la población urbana, los artesanos y se produce un éxodo rural. La aristocracia continúa teniendo el poder económico, y en buena medida el político. Se desarrolla el comercio marítimo con las nuevas colonias, y aumentan los ingresos del Estado; gracias a los impuestos, las aportaciones «voluntarias» y la explotación de minas. Incluso se desarrolló un sistema bancario.
La democracia se asentó. En el 462 a.C. se suprime el Areópago. Funcionan plenamente: el Consejo de los 500, la asamblea del pueblo y el jurado popular. Los cargos públicos que no requerían conocimientos profesionales se confiaban, por sorteo, entre los ciudadanos mayores de 30 años.
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