Los pueblos primitivos que vivieron en el ámbito griego prefirieron hacerlo en islas, mucho más seguras que el continente, y con mayor variedad ecológica, en un espacio reducido. En ellas se desarrolló la agricultura y la ganadería, así como la pesca y el comercio entre las islas. Los primeros pobladores llegaron a las islas griegas hacia el año 5000 a.C.
Los aqueos crean la civilización micénica, mucho más belicosa. Su superioridad en la guerra se apoyaba en el uso de carros de combate y de nuevas armas. Pero su conquista estuvo acompañada de la asimilación de la cultura precedente. La civilización micénica se refina con el contacto, tras las conquistas. Los aqueos expanden la civilización por todo el Mediterráneo gracias al establecimiento de nuevas colonias, más o menos independientes. Pero, las ciudades construyen fortalezas y luchan entre sí. Beocia y Micenas controlan los accesos al Peloponeso. Pero, también, se enfrentarán a Rodas, Caria y Troya. La desunión de las ciudades aqueas fue la causa del deterioro de su dominio. Hacia el 1100 a.C. la civilización micénica había desaparecido. La desaparición de la civilización micénica favoreció el surgimiento de nuevas naciones y civilizaciones en todo el Mediterráneo, que dominaron las relaciones comerciales. Fueron los pueblos del mar. Los pueblos del mar tienen un origen incierto, pero están relacionados con las migraciones masivas por las guerras entre ciudades. Hacia el año 1200 a.C., por el norte comienza la invasión de los dorios y los griegos; y los pueblos asentados, como los ilirios, filisteos, tracios, frigios, etc., terminan por huir por el mar y conquistar Palestina, Egipto, el sur de Italia y hasta el levante español.
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